La industria del yeso en el Peraltilla de ayer

    Siempre me habían comentado de la importancia que en su día tuvo la producción de yeso en Peraltilla, de todos los lugares de la provincia llegaban carros a cargar yeso.  La industria del yeso acabó con la llegada de la mecanización.  Para conocer a fondo la historia, primera que se escribe, me valga de dos importantes yeseros de la época; don Faustino Arroyos y don Agustín Riverola.

    Nos situamos en el año 1922, era alcalde de Peraltilla don Pedro Liesa, se presentaban a las elecciones para diputados el Conde de Romanones por las izquierdas y el señor Imac por las derecbas; salió elegido el Conde de Romanones aunque en Peraltilla el triunfo fue de las derechas.

    A todos los votantes de las derechas el señor Imac les regaló un cordero para hacer una merienda en casa del señor Alcalde y les regaló un motor de 6 caballos y tejas para hacer la caseta del tozal del yeso, los maderos fueron a comprarlos recién cortados a la montaña con tres carros.

    Todos los que habían votado a la derecha hicieron una sociedad (entre 40 a 50 personas); muchos de los socios pensando que la sociedad no iba a marchar bien vendieron su parte a 15 pesetas, los demás socios las compraron.

    Me comentan que por cada parte en un principio venían a repartir entre 30 a 50 pesetas cada tres o cuatro meses.

    Los demás del pueblo (los de izquierdas) pidieron entrar a formar parte de la sociedad, para concederles una parte les pidieron 75 pesetas, lo cual les pareció caro y decidieron hacer otra fábrica en la posada de abajo; esto seria entre los años 1925-26.

    Al poner en marcha esta fábrica se creó un problema de competencia, ya que los de la posada de abajo vendían al mismo precio y entonces los carros no bajaban a cargar a la fábrica del tozal. Esta sociedad la formaron entre 12 y 15 personas.

    Ante el problema ocasionado determinaron comprar la posada de arriba que era propiedad de don Ricardo Cosculluela, la compraron Faustíno Arroyos, Polito Craver, Agustín Broto y Guillermo Altemir, pusieron a Mariano Coronas de arrendador dándole un tanto y viviendo allí, a todos los socios se les vendía a un real más barato por cahíz (8 dobles) y un real por cahiz por subirlo en carro.

    En 1930 vendieron la posada de arriba a la familia Salvatierra, se marchó Mariano Coronas y acordaron hacer una tercera fábrica, 1933- 34.

    Todos los socios que se integraron en esta fábrica (15 aproximadamente) perdieron la parte de la fábrica primera.

    Al estallar la guerra se unieron la posada de abajo con la fábrica de tozal y bajaron al molino de la posada de abajo que era mucho mejor.

    Las dos fábricas, el tozal y posada de arriba funcionaron basta hace pocos años, 1960-65.

    El proceso del yeso era el siguiente:

1.- Se cortaba el yeso con dinamita en tozales.

2.- En hornos en el mismo tozal se cocía con leña entre 100 a 200 cahíces.

3.- Con carros y volquetes se llevaba a la fábrica.

4.- Se molía con motores de gasolina.

5.- Se amontonaba a granel, unos 1.000 cahíces, donde la gente venía a cargar, bien a granel o en sacos.

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