NOSTALGIA

¡Peraltilla, ¡Peraltilla!,
Pueblo somontanés,
Entre Huesca y Barbastro,
Y del reino aragonés.

¡Oh Peraltilla, maravilla!
¡Quién te ha visto y quién te ve!
Has ganado en muchas cosas,
Pero has perdido también.

Recordamos con nostalgia
Aquello, que antes fue,
Que ahora hemos perdido,
Y no volveremos a ver. 

La pasada Semana Santa, al pasearme por el pueblo y sus alrededores, quizás por el mal tiempo que hacía, sentí una nostalgia inmensa, una nostalgia que me hizo recordar sus antiguas calles, sus antiguas casas, algunos de sus personajes y mis vivencias de niño, de adolescente, y de adulto.

Hoy Peraltilla es un pueblo nuevo, con calles y aceras bien pavimentadas. Las casas muy arregladas con sus fachadas pintadas y sus nuevas portaladas.

Ha mejorado en muchas cosas: La iglesia parroquial y la ermita de San Joaquín remozadas. La casa de Lugar con magnífica fachada, magníficos despachos, sala de juntas y lo mejor de todo, el ambulatorio médico. El local Social  un edificio moderno, con biblioteca, cafetería y salón de espectáculos y comilonas.

Un parque bonito y acogedor; las piscinas; la plaza de siempre, arbolada y con un arco de piedra en sustitución del frontón; la plaza de la iglesia, espaciosa con un buen escenario para espectáculos; la plaza del castillo, recoleta y con buenas vistas.

¡Pero! se han perdido ¡tantas cosas!, si queréis retrogradas y anticuadas, pero entrañables: La panadería, las herrerías, la carpintería, las tiendas de comestibles y carnecería, la barbería, la casa del maestro o maestra, las escuelas antiguas, la abadía (vivienda del cura, luego cooperativa anarco-comunista, cuartel de milicianos republicanos y después vivienda del panadero) con su placeta arbolada y su camino empedrado;  y con ellas,  a todas las personas que las regentaban, verdaderos maestros en su oficio: Panaderos, herreros, carpinteros, tenderos, barberos, cura, maestros de enseñanza y practicantes que ya no viven en el pueblo, etc. etc.

Las calles son muy bonitas, pero han perdido aquel encanto añejo que otrora tenían, empedradas, luego de tierra y después alquitranadas, recuerdo aquellos bancos de piedra que en algunas puertas había, aquellas portaladas de arcos de medio punto con dovelas de piedra, hoy  rectangulares y estandarizadas, aquellas fachadas de piedra y adobes que le daban al pueblo un aspecto milenario.

También acudieron a mi memoria aquellas personas, que por una u otra causa, fueron, como diría, no famosas, pero si peculiares.

 El Sr. Joaquín Frechín que mató a un burro para vender su piel, y lo que nos contaba, que un día iba cazando por el barranco de La Clamor y le perseguía la Guardia Civil y para zafarse de ellos se escondió en un tollo, pero entró de reteculas (andando hacia atrás) dejando unas huellas de pisadas que salían, al verlas la Guardia Civil pensaron que por allí había salido y siguieron en dirección de las huellas y no le encontraron, regresando él  a su casa sin contratiempo.

El Sr.Antonio de casa Lucas, persona de humor ácido y sarcástico, estuvo muchos años trabajando en Francia donde aprendió a tocar el acordeón, lo cual hacía con frecuencia sentado en el patio de su casa, pero su faceta principal era el de bautizar con motes a los vecinos del pueblo; recuerdo que un día estábamos en el Suelo Lugar y nos relataba como los mozos del pueblo le iban a robar las peras de un peral que tenía en la huerta, decía así: Cargo a Dios, eran las once de la noche cuando veo venir al Capitán, seguido de la Tercera Persona después del Diablo, del Tres Veces Feo, del Deshojao y cerrando la marcha el Mil Hombres.

Puso motes ajustados a la idiosincrasia de cada persona,  como a una Sra. que la llamaba la Anuncio y a su esposo el Santa Paciencia; a otra Sra. la llamaba el Canastico de Flores; a un Sr. le llamaba el Rico Avariento, a otro el Abogado de Secano y a un joven la Jota.

Otro día, también en el Suelo Lugar, había varias mujeres mirando hacia la carretera y veían a una pareja de novios paseando y se preguntaban quien podían ser, el Sr. Lucas les dijo, cargo a Dios son Ojo Níquel y Metro Corto (eran una pareja que el era bastante alto y llevaba un ojo de cristal y ella era bastante pequeña de estatura).

Otra persona peculiar por su saber y por su humor fino (al que el Sr. Lucas le apodaba el Abogado de Secano) fue el Sr. Lorenzo de casa Carpio, hombre ponderado y al que tuve la suerte de conocer bien. Cierto día de fiesta estábamos en la lonjeta de la iglesia varias personas, entre ellas el Sr. José Cavero que tenía una cabellera muy abundante y totalmente gris, llegó el Sr. Lorenzo y el Sr. José le espetó –Lorenzo ya te queda poco pelo- el Sr. Lorenzo le contestó - José habrás visto muchos burros grises, pero calvos ninguno-, con que finura llamó burro al Sr. José. Otro día un Sr. le dijo lo mismo –Lorenzo ya te queda poco pelo y el Sr. Lorenzo le contestó – Todos los calvos son putos/ y amigos de las braguetas/ por eso Dios no les da/ pelos en la cocoleta/-.

Y para final quiero homenajear con unas líneas a un hombre que nacido en Barcelona amó a Peraltilla y ese amor  lo demostró con su arte. Me refiero a D. Francisco Cabanas, de profesión pintor y escritor. Recuerdo verlo con su caballete, su paleta y pinceles, pintando por los alrededores del pueblo, a veces con gorra y otras con sombrero, recuerdo mis charlas con él mientras pintaba, era un hombre afable, muy culto y un gran pintor.

Su amor a Peraltilla lo plasmó  en sus lienzos pintados sobre temas de Peraltilla y sus alrededores que lo avalan, son diez o doce lienzos pintados al óleo sobre tela con diferentes temas: Sus campos, sus rastrojos, sus árboles y la arboleda , sus  pajares, la punta del campanario, panorámica de Peraltilla etc.

Él se autodefinía como pintor de campos, fue un pintor de trazos sueltos y

ágiles, firmes y vigorosos, alguien le calificó como pintor valiente, pues usaba los colores en toda su pureza, azules, verdes, ocres y sobre todo el rojo.

            Francisco allá donde estés recibe este pequeño homenaje de todo el pueblo de Peraltilla y de quien te admiró como persona y como artista.

            Recordar siempre olvidar las cosas que nos entristecieron, pero nunca olvidéis recordar aquellas que nos alegraron.

            Felices fiestas para todos.

           Alfredo Coronas  Nadal
Agosto de 2.008