Artículo publicado en el Diario del Altoaragón el domingo 22 de abril de 2.007.  No he pedido permiso para reproducirlo, confío que no lo tomen a mal.

 

In Memoriam: María Ángeles Campo Guiral

 Hay momentos en la vida que nuestros sentimientos humanos se cargan de dolor y nos dejan en una profunda reflexión cargada de silencio y siempre de amor. Es lo que produce el fallecimiento de un ser querido.  

El pasado día 20 fallecía en Huesca Maria de los Ángeles Campo Guiral, catedrática jubilada de lengua y literatura Españolas de la Escuela de Magisterio de nuestra ciudad, hoy Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación. 

Persona muy conocida y querida en los distintos ambientes académicos, culturales y sociales de Huesca y su provincia. Su persona, con su rica trayectoria como docente, ha llenado un largo periodo de 44 años en la formación del magisterio de cantidad de generaciones de maestras y maestros.  

Quienes hemos tenido la suerte de trabajar codo con codo con Angelines, bien como compañeros profesores o como estudiantes nos hemos beneficiado de su labor docente, de su educación humanista universitaria que ha sido extensa en el tiempo, densa por su amplitud y contenido y profunda por su impronta en la formación de los alumnos. 

Además de la labor docente en las materias de Lengua y Literatura Españolas, Literatura Infantil y Didáctica de la Lengua tarea que siempre realizó con profesionalidad extrema y rigor científico, durante vanos años ejerció responsabilidades de gestión de la Escuela de Magisterio siendo Directora entre 1969-78, resaltando  por encima de nombramientos administrativos y cargos académicos su calidad humana, su ética profesional, su talante abierto y conciliador con los que consiguió un trabajo bien hecho, llenando así su vida y proyectándola en los compañeros, alumnos y maestros tanto en la formación inicial como permanente dirigiendo y orientando en las escuelas trabajos de aprendizaje: en técnicas de lectura y escritura de los niños. En un campo como la Didáctica de la Lengua, prácticamente inexplorado hace 40 años, siguiendo el surco que entre otros abrieran su padre, D. Vicente Campo, consiguió profundizar en nuevas metodologías aunando la formación teórica a la aplicación en el aula.  

Su impronta literaria se hizo patente en el devenir de los cursos en cantidad de actividades extraescolares, festivales, representaciones teatrales, recitales poéticos en homenaje entre otros a Antonio Machado, Federico García Lorca, etcétera,  con motivo de la Navidad y sobre todo con la publicación de BARDOS, revista de creatividad literaria, de la que Angelines fue el alma de la misma, y en ciclos de conferencias en ámbitos culturales de la ciudad donde: disfrutábamos de su elocuencia, su precisión y elegante verbo, temas que siempre proyectó  con la naturalidad y discreción, amen de su dedicación al Instituto de Estudios Altoaragoneses. 

Ejerció la dirección de la Escuela en la época de la transición y en ella, fruto de su equilibrada personalidad, siempre se pudo apreciar su talante pacifico y pacificador para saber escuchar, dialogar y respetar formas y modos de pensar diferentes.  Cargos que ejerció sin ningún afán de protagonismo, con sumo respeto a la Junta de Centro, subrayando de una manera especial con qué naturalidad  supo situarse como profesora de a pie tras nueve años de Directora. 

Bajo su responsabilidad de Directora, y tras la Ley de Educación de 1970, con acierto y decisión firme gestionó la integración de la Escuela de Magisterio en la Universidad de Zaragoza consiguiendo así la creación de este primer centro universitario en la ciudad en la nueva época después de que en 1845 cerrara sus puertas la Universidad de Huesca. 

Nunca le movió la ostentación en su carrera académica, hasta tal punto que ya jubilada, liberada de la entrega total a una docencia de calidad que le absorbía en integridad, le ocupo la realización de su tesis doctoral desentrañando la aportación literaria de la aragonesa y abadesa de Casbas Dª Ana Francisca Abaca de Bolea., quien en este año de Lastanosa se revaloriza en especial. 

Y es que Angelines siguió en intensidad el aporte humano, social y docente que desde siempre aprendió en su padre D. Vicente Campo, también como él, proyectó su dedicación en área de cultura como concejal del Ayuntamiento, mimó el magnífico edificio de Magisterio que su padre consiguió entre 1920 y 30 para Huesca cuando era alcalde y vivió la enseñanza como tarea de descubrimiento y entrega, nunca ejercida como funcionaria sino como servicio y proyección social, convencida de que como escribiera Locke creo que la instrucción es la parte menor de la educación.  

Seguro que después del encuentro con quien es PAZ y AMOR para todos; tras el reencuentro con tus familiares habrás hecho ya una tertulia con quienes en amistad y trabajo fueron personas tan entrañables como Cándida Velasco, Maria Dolores Beltrán, Pilar Ortiz, Jesús Díaz y Pilar Pueyo. 

Con reconocimiento a tu persona de tus compañeros y amigos de Magisterio y con afecto a tu hermano y sobrinos, descansa en paz Maria de los Angeles Campo Guiral.



Por José María NASARRE

 

 

Volver al inicio