CONSIDERACIONES SOBRE PERALTILLA 
LOS AÑOS DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1.808-1.814) – 1ª PARTE
 

 

Como continuación del escrito del año 2.008 sobre la participación de los voluntarios de Peraltilla en los Sitios de Zaragoza, vamos a analizar la vida de los moradores de este pueblo durante los años de guerra y las consecuencias de la misma.

A los sitios de Zaragoza, Peraltilla colaboró con el envío de 22 voluntarios que se incorporaron en La 4ª Compañía del 2ª Tercio de Voluntarios de Barbastro. Además también entregó víveres para el convoy de suministros que se envió al auxilio de Zaragoza en julio de 1.808.


LA OCUPACION:

Una vez capitula la ciudad de Zaragoza el 21 de febrero de 1.809, el ejército francés manda tropas hacia Jaca, Monzón, Mequinenza, Alcañiz, Daroca, Huesca y Barbastro. Para conocer la fecha de ocupación de Peraltilla, tomamos como referencia la de Barbastro. Así el día 10 de marzo de 1.809 la 1ª División francesa al mando del general Girard toma posesión de Barbastro sin resistencia alguna y sin dejar guarnición en dicha plaza. En ese momento nombraron a los primeros funcionarios de la administración francesa. La entrada de los franceses iba precedida del terror que producía la fama que se habían ganado de cometer todo tipo de tropelías y desmanes, saqueos y robos por los sitios por donde entraban. Así describe esta entrada en Barbastro, L.A. Arcarazo en un artículo publicado en el Cruzado Aragonés el 07-03-2009. “el grueso de la columna entró en una población con las calles casi desiertas, pues la mayoría de los vecinos, aterrorizados ante la llegada de esos soldados, habían huido a los campos inmediatos o bien se encerraron en sus casas….”.
En el verano de 1.809 el general Habert instala su cuartel en Barbastro, en el convento de la Merced.


ACCIONES DE GUERRA:

Gomez de Arteche en su obra “Guerra de la independencia. Historia militar de España”, refiere que debido a las tropelías que cometieron en la zona  los soldados franceses, acuden los guerrilleros Perena y Baget, cuyas partidas tuvieron un combate con el enemigo que tuvo que refugiarse en Barbastro.  Es muy conocido el suceso de la crecida del río Cinca, quedando una columna francesa aislada el resto y que fue capturada entre Estadilla y Fonz por los españoles. Los prisioneros franceses son obligados a desfilar por las calles de Fonz. Posteriormente  entran los franceses en Fonz matando a cuantos vecinos  encontraron a su paso, incendiando el pueblo y saqueando el palacio de los Barones de Valdeolivos del que robaron ciertas piezas de valor que fueron de nuevo adquiridas en Barbastro por enviados de sus dueños legítimos, en una especie de mercadillo que hacían los soldados franceses con el botín que conseguían.
Hubo otro choque con los franceses en el “Mesón de Hoz” donde las partidas de los guerrilleros “El Cantarero” y “Malcarau” aniquilan a todos los miembros de una columna francesa, dejando vivo a uno para que pudiera contarlo. En Salas Altas hubo otro enfrentamiento, del que se tuvo noticia cuando hace unos diez años aparecieron en el monte unos restos que se identificaron como de soldados franceses por los botones de los uniformes.
También hubo otro choque de armas en las inmediaciones de Peraltilla, del que me dio noticia Luis Sorando de la Asociación de los Sitios de Zaragoza, protagonizada por los hombres del 1er. Regimiento de la División Navarra de Espoz y Mina al mando de Juan José Gruchaga junto con el regimiento al mando de Chapalangarra . Ambos  a mediados de diciembre de 1.812 reciben órdenes de Espoz y Mina de acosar a los franceses en el Somontano. Los franceses, deseando expulsar a los guerrilleros de la zona, a finales de diciembre envían contra ellos una columna que el día 23 llega a Pertusa, donde pernocta y al día siguiente continúa su camino hacia Barbastro. Cruchaga y Chapalangarra pensando que los franceses vienen por el camino del Pueyo, se dirigen hacia allí para atacarlos, pero debido a la intensa niebla existente ese día, aquellos cambian de ruta, acercándose a Barbastro por el camino de Zaragoza y entrando en la ciudad sin resistencia. Enterados los españoles de tal circunstancia se retiran a Peraltilla y Azara esperando que los imperiales salgan de la ciudad, pero al rato, cansados de la espera deciden atacar, pero lo mismo han pensado los napoleónicos, que salen de Barbastro contra los españoles, encontrándose enseguida las avanzadillas de ambas columnas e iniciándose un duro combate descrito así por Cruchaga:   
... mandé ocupar las alturas de mi derecha y destiné a los cazadores de ambos regimientos con orden de que se posesionasen de una altura a mi izquierda bastante ventajosa. Se vio en este lance cuanto podía el orgullo de los enemigos y la bravura de nuestros soldados, pues se persuadieron aquellos que llegar el grueso de su columna y huir éstos sería todo una misma cosa; pero se desengañaron cuando vieron que a pesar de haber avanzado cuatrocientos de ellos a ocupar una altura, fueron sostenidos por más de hora y media y rechazados con pérdida de bastantes muertos y heridos, y cuando muchos de ellos gritaban ¡brigantes, rendiros, seréis prisioneros!, eran recibidos dulcemente entre las bayonetas de mis soldados, en las que expiraron veinte y seis....   
En mitad de la lucha, la niebla vuelve a aparecer y los españoles se retiran hacia Pozán de Vero esperando que aquella se disipe y cuando eso sucede vuelve a entablarse el combate hasta que por la tarde y agotadas las municiones, los españoles no tienen más remedio que abandonar el campo y retirarse hacia Alquézar. Según el parte de Cruchaga (que como era costumbre de la época es sumamente desproporcionado y poco fiable), las pérdidas de sus tropas consistieron en nueve muertos y treinta heridos, mientras que las de los franceses fueron de ciento cincuenta muertos y trescientos ochenta heridos. Tras esta acción y debido a la crudeza de aquel invierno, la actividad militar decae, pues el temporal de nieve y frío impide cualquier movimiento por lo que los regimientos de Espoz y Mina pueden descansar un tiempo en el Altoaragón, trasladándose posteriormente Cruchaga con el primer regimiento a Navarra, donde actuará el resto de la guerra. 
Previamente, el  día 22 de octubre de 1.812, se había quedado Barbastro sin guarnición francesa, momento que aprovechan los españoles para entrar en la ciudad y quemar e inutilizar el cuartel francés del convento de  la Merced. Desde ese momento ya no volvió a haber guarnición permanente del ejército francés en Barbastro, que se replegó en el castillo de Monzón. 
Posteriormente se produjo el asedio de los españoles al castillo de Monzón, que duró del 27 de septiembre de 1.813 hasta que se rindió el 14 de febrero de 1.814. 
El 11 de diciembre de 1.813 se firma entre Francia y España la Paz de Valençay, por la cual el rey Fernando VII regresa a España, cruzando la frontera el 21 de marzo de 1.814 y restableciéndose la monarquía española.

 

LA ADMINISTRACION FRANCESA:

Por Decreto Imperial de Napoleón, Aragón, Navarra, Cataluña y otras provincias españolas se escinden de España y pasan a formar parte directamente del Imperio Francés. En Aragón se nombra gobernador a Luis de Suchet. Dividen Aragón en dos zonas, separadas por el río Ebro y en cuatro provincias. Las provincias se dividen en Corregimientos Principales y de Distrito. Al frente del Corregimiento de Barbastro se nombra a Pedro Guerrier, francés que vivía en España (entiendo que huyendo de la Revolución Francesa), que se describe en alguna publicación como personaje siniestro, soberbio, insolente, ambicioso y capaz de cometer los mayores crímenes.  El Corregimiento de Barbastro se dividió en ocho Distritos. En el Distrito con cabecera en Pertusa, se incluyó Peraltilla junto con los pueblos de Lagunarrota, Peralta, Torres de Alcanadre, Barbuñales, Colungo, Laperdiguera, Azara, Azlor, Ponzano, Lascellas, Abiego, Bierge, Rodellar y Alberuela de Laliena.

Para su alimentación, el ejército francés utilizó el sistema de la requisa por los lugares por donde pasaban y además los soldados practicaban el “merodeo” en busca de alimento o de lo que necesitasen. El partido de Barbastro fue zona de paso de  muchas unidades francesas por lo que para el mantenimiento de estas tropas obligaban a los municipios a aportar una serie de “raciones”.

En las sesiones que se celebraban en los Ayuntamientos se establecía los repartos de raciones para la tropa y de contribuciones económicas. Existe un documento de fecha 25 de abril de 1812 donde aparecen detalladas las raciones para el sostenimiento de los soldados franceses que debe de aportar cada pueblo, en función del número de casas. A Peraltilla le tuvieron que corresponder las siguientes raciones diarias: 37,5 raciones de pan, 37,5 raciones de vino, 37,5 raciones de carne, 8 raciones de cebada y  8 raciones de paja. Conocido el valor de  cada ración en onzas castellanas (28,75 gramos/onza), por cada soldado francés la ración de pan eran 690 gramos, la de carne 230 gramos, la de judías 175 gramos, la de vino media Pinta (250 ml), la de cebada un almúz y medio y la de paja media arroba (5,75 kg.). Así el montante que cada día tenían que aportar para el mantenimiento del ejercito invasor los vecinos de Peraltilla fue de 25,9 kg  de pan, 8,6 kg de carne, 6,5 kg de judías, 9,4 litros de vino, 12 almudes de cebada y 4 arrobas (46 kgr) de paja.  Las raciones que se exigían al día en Pozán de Vero eran de 60, en Azlor 60, en Abiego 70,5, en Lascellas 30, en Ponzano 51, en Azara 34,5…. Esto tiene que hacernos pensar la miseria y el hambre que tuvo que padecer la población civil porque además de su subsistencia con unos recursos muy escasos tenían que detraer de lo poco que tenían lo que les exigían los franceses.
También tenían que aportar contribuciones económicas e impuestos, leña, animales para el acarreo, y seguro que en algún momento se produjo la requisa de  los animales de labranza, y carros, bien por  los franceses o por los españoles o por ambos.
Paralelamente, con la llegada de las tropas españolas, los habitantes tenían que sostenerlas, con lo que la presión sobre la población aumentó más.


José Miguel Riverola Lacoma
Agosto de 2010