LA FUENTE DE PERALTILLA

La fuente ubicada en la ladera izquierda de La Clamor, vino a cubrir una necesidad muy importante, como era en aquellos tiempos el agua potable, pues hasta entonces se bebía y se guisaba con el agua de la balsa que se recogía de las lluvias y que se compartía con los animales de labranza y con la cabaña lanar y cabrío.

Fue construida en los años 1920-1921 siendo Alcalde D. Francisco Benedé Biescas, se construyó un conjunto de “fuente-abrevadero de caballerías-lavadero”, el cual funcionó durante muchos años.

           

 

El agua de esta fuente salía por dos grifos o caños para el consumo de las personas,  por su lateral derecho salía constantemente un chorro de agua para abastecer el abrevadero y el lavadero. El agua salía fresquísima en verano y caliente en  invierno, pero tenía un inconveniente, y es que salían muchas sanguijuelas, que sobre todo en los animales de labranza acarreaban más de un problema, pues se les agarraban en la boca y en la faringe provocándoles grandes hemorragias, teniendo que intervenir el veterinario.

Otro inconveniente del agua de dicha fuente, era que no se cocían bien las legumbres porque era “blanda”, decían nuestras madres que las legumbres se escarmentaban, y tenían que recurrir a cocerlas con el agua de la balsa.

Pero esta fuente dio mucho de sí, en verano con su agua fresquita mitigó la sed a muchos peraltillenses. Las mozas por las tardes iban a la fuente, a por agua, con sus cántaros, y los mozos cuando llegaban del campo se arreglaban y marchaban también a la fuente para encontrarse con ellas, si la fuente pudiese hablar cuantas cosas nos contaría: Los suspiros de amor, los requiebros, las miradas tiernas y apasionadas, el latir desacompasado de los corazones y las ilusiones de las parejas de formar una familia.

También nos contaría cosas de las mujeres que iban a lavar la ropa, cargadas con sus canastas llenas de ropa, unas en la cabeza y otras en la cintura ¡cuánto cansancio y cuánto sacrificio!, pero también se lo pasaban bien con sus charradas, sus críticas y sus comentarios; era el mentidero del pueblo.

En fin que nuestra fuente, fue algo necesario por sus aguas, pero también fue un motivo y lugar de esparcimiento, de sociedad, de reunión de jóvenes y de mujeres casadas donde, al mismo tiempo que trabajaban, se distraían, y donde los jóvenes vivían sus amores y desamores.

Todas las cosas tienen su esplendor y también su decadencia, y así ocurrió con el conjunto “fuente-abrevadero-lavadero” que después de cincuenta años de esplendor o de servicio , cayó en el más absoluto olvido y derrumbamiento, debido a la llegada del canal y su agua a todas las casas del pueblo, luego aparecieron las neveras, las lavadoras y los tractores, y por tanto, ya no servía el agua fresquita de la fuente, ya no era necesario ir al lavadero para lavar la ropa, y ya no quedaron caballerías de labranza para abrevar.

Poco a poco La Clamor y el conjunto susodicho, se fue cubriendo de arbustos, zarzas, matojos, juncales y el desmoronamiento de paredes y tierras, quedando totalmente sepultados y desaparecidos. ¡Lástima, las cosas no debieran ser así, pero lo son!.

                                               Alfredo Coronas Nadal
                                                           Octubre 2003